GRACIAS JACOBO ZABLUDOVZKY
DESDE EL SEXTO SOL
SOCIALES
EL SOL DE MÉXICO
SOCIALES
EL SOL DE MÉXICO
ROCÍO
SESMA VERDE
Siendo una persona
joven, al hablar de Jacobo Zabludovzky, es remontar a los jóvenes al telex, a
la televisión en blanco y negro, al México de calles calladas, demasiado
apacibles, a ese país que no daba noticias, te regalaba la sonrisa de sus días,
para salir a atrapar todos los sueños.
México te ofrecía
caminarlo a todas horas, salir a tomar el café, ir a los grandes cabarets,
andar por todos lados en una tranquilidad que solo te alentaba al estudio, la
profesión, el trabajo, cuidar de la familia y hacer grandes fiestas de bohemias
con los amigos.
Era muy chiquita y la
única música que se oía en la televisión era la de Agustín Lara, así que
preferí escuchar las noticias y me encantaba ver a ese Señor Rubio de gran
seriedad y especial sonrisa, me inspiró y decidí ser Periodista.
Egresada de la Escuela “Carlos
Septién García” combiné el estudio con mis inicios como reportera cubriendo la
Cámara de Diputados y así empecé a tener amigos y compañeros del periodismo,
muchos aún continúan en el oficio, otros se han retirado, otros han fallecido.
Muchos de los que aún
seguimos ejerciendo el periodismo, de todas las edades, fuimos, al lado de
Jacobo, los inmigrantes a un nuevo mundo tecnológico en los medios y dejamos
atrás el viejo teléfono, el telex, el fax, pero fuimos quienes en un mundo
desconectado, nunca perdimos la noticia, nos llevamos la de las ocho columnas,
hicimos grandes entrevistas, muchos escribimos libros y nos diversificamos
hacia otras áreas de lucha y escritura.
Zabludovzky era el
Maestro, el periodista más famoso y reconocido por sus grandes crónicas y
entrevistas a nivel mundial y tuve la suerte de conocerlo cuando tenía 18 años.
Mi amiga, la periodista Cyntia
Lara, de Televisa, me lo presentó y él,
en instantáneo, me hizo un regalo muy especial, me saludó con suma amabilidad y
me hizo su invitada a acompañarlo durante toda la transmisión de su noticiario
24 HORAS en vivo, fue para mi una deferencia que nunca olvidaré, pues en los
comerciales charlaba conmigo, éramos solo él y yo y los técnicos en el foro y
no podía creer que el hombre que tanto admiraba, me tratara de forma tan
especial.
Surgió una amistad y
siempre, en diversos momentos de nuestras vidas, al encontrarnos, nos dimos un
gran Abrazo y sonrisas.
Nunca le pedí trabajo,
hice mis propios caminos, inspirada por él, por esa fuerza y respeto tan grande
que me infundió esa noche especial en donde además me obsequió el libro “El
Laberinto de la Soledad” de Octavio Paz.
Fue el mejor, el más
grande periodista mexicano de hazañas insuperables y como persona, superior, en
los detalles, los afectos, la sencillez para ofrecer lo mejor de él, a los
demás.
Lo despido con aplausos
Don Jacobo Zabludowsky, Gracias por ser una parte tan importante de mi vida. Lo
llevo en mi corazón.
@RocíoSesma
soldesoles.blogspot.com
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